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Contextualización de la Baja Edad Media

Abarca desde los inicios del siglo XI hasta el Renacimiento, ya en el siglo XV, aunque para algunos autores, sólo este período sería medieval.

En cambio, la Edad Media tuvo lugar con la caída del imperio Romano (476) y abarca hasta la Edad Moderna, año en que se descubre América (1492)..En esta época la situación política y social van dando lugar a la coexistencia de las tres culturas que existían antiguamente en la península ibérica ( la cristiana, hebrea y la musulmana). Que con la expansión militar de los reinos cristianos del norte llevaron a refugiarse los musulmanes en granada. Y hasta 1942, los musulmanes y judíos, no fueron expulsados de la península, pero a partir de otros conocimiento como descubrimiento de américa, etc, da lugar al Renacimiento.

La Baja Edad Media, era una sociedad predominantemente cristiana y caracterizada por el teocentrismo y la religiosidad, es decir, que la vida y la literatura estaban marcadas por la religión, con una relación constante del hombre con Dios, o sea, todo giraba en torno a Dios y creían que tenía que purificarse para ganarse la vida eterna.

            Durante el siglo XV, en la Baja Edad Media, hubo una gran crisis  demográfica, económica y política. La crisis demográfica fue provocad por intentar coger nuevos terrenos para cultivarlos como la vid, el olivo..., frente a los sustentadores (cereales...), el endurecimiento del clima y el bajo rendimiento de la agricultura. Además en este momento apareció una epidemia de peste negra (1348), provocando una enorme mortalidad. La crisis económica tuvo lugar por el despoblamiento y la escasez de mano de obra, lo que provocó una subida de  precios y bajadas de salarios. La recuperación se dio en el siglo XV gracias a cultivos especializados (arroz, caña de azúcar...) adaptados al mercado internacional y urbano; y también con comercio de lana y hierro con nuevas rutas, nuevos espacios de contratación, etc. Por último, la crisis política durante el reinado de Juan II y de Enrique IV, caracterizado por las disputas económicas y por los constantes problemas con judíos y conversos.

            La literatura de esta época estaba caracterizada por diferentes factores que proseguiré a analizar.

Teocentrismo y religiosidad: mencionado anteriormente y explicado

Predominio de la oralidad: Las principales obras literarias eran de origen oral o eran escritas para leerse en público. Por esta razón debían tener muchos recursos orales como aliteraciones, paralelismo, repeticiones, porque eran más fáciles de memorizar.

Didactismo: Pues que la literatura de esta época buscaba un fin  práctico: la enseñanza moral y religiosa ya que casi toda la población era analfabeta.

Fuentes literaria: como en la pènissula coexistieron diferentes cultura y con la influencia de otras mas culturas encontramos diversas obras literarias, (Grecolatina, Musulmana, Hebrea, Francesa, Germana e Italiana).

Otra características de esta época era la escritura de forma anónima.

A continuación, proseguimos a explicar los autores más importante de la Baja Edad Media.

ELIO ANTONIO DE NEBRIJA 

Antonio Martínez de Cala y Jarava  más conocido como Antonio de Nebrija. Nació en la antigua Nebrissa Veneria, llamada hoy Lebrija, en la provincia de Sevilla fue un humanista español que gozó de fama como colegial en el Real Colegio de España de Bolonia. Ocupa un lugar destacado en la historia de la lengua española por haber sido pionero en la redacción de una gramática en 1492 y un diccionario en 1495, con relativa anticipación dentro del ámbito de las lenguas vulgares. Fue además historiador, pedagogo, gramático, astrónomo y poeta.

MARQUÉS DE SANTILLANA

Don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, nació en Carrión de los Condes, Palencia, en 1388. Fue hijo de don Diego Hurtado de Mendoza y de doña Leonor de la Vega, dama inteligente y rica. Al morir su padre, el pequeño Iñigo quedó al cuidado exclusivo de su madre y de su abuela. Joven todavía, se casó con doña Catalina de Figueroa. tomó parte en la política de aquella época, unas veces al lado del rey Juan II de Castilla y otras contra él. Fue partícipe en varias batallas y, por su esfuerzo en la contienda de Olmedo, obtuvo los títulos de Marqués de Santillana y conde de Manzanares, merecidos títulos concedidos por el rey. Más tarde se retiró a su  palacio, ubicado en Guadalajara, en donde falleció en 1458.

Ádemas de buen político y guerrero, fue muy culto. Poseía una de las mejores bibliotecas de su tiempo. Se le puede considerar como el primer poeta del siglo XV. Gran vate, muy conocido sobre todo por sus encantadoras serranillas, y canciones, o sea, por poesía de arte menor. Es aquí en donde mejor se puede observar su gran inspiración poética, la sencillez y el encanto inimitables de este poeta castellano.

Sus principales obras son La comedieta de ponza, Bías contra fortuna, sus Proverbios y los numerosos sonetos al estilo intaliano.

Juán de Mena

Nació en Córdoba y murió Torrelaguna, a causa de una doble pulmonía. Quedó huérfano de niño. Sufrió pobreza durante su juventud y no pudo estudiar hasta eso de los veinte años. En su ciudad natal tuvo, más tarde, la oportunidad de estudiar Humanidades. Luego pasó Salamanca y a Roma. Juan II lo nombró traductor y cronista de la corte, aunque no conservamos ninguna crónica de él. Tanto el Rey como el don Álvaro de Luna lo consideraron su poeta favorito.

En cuanto a su obra poética puede decirse que forma la trilogía más distinguida del siglo XV. Mena es un versificador fácil y original. Fue muy influido por la nueva moda italiana y, quizás por eso, no pudo demostrar más su originalidad como poeta indiscutible. Entre una media docena de obras que escribió, resalta la obra capital: El Laberinto o, también conocido por el de las Trescientas (CCC). Así como Francisco Imperial imita a Dante, también Juan de Mena trata de hacer lo mismo, sobre todo en su alegoría del Paraíso. Además, se ve claramente en él un esfuerzo por buscar la unidad nacional, transmitiéndonos su decidido sentimiento patriótico.

Jorge Manrique

 Fue oriundo de Paredes de Nava; hijo del conde de Paredes, don Rodrigo Manrique, y de doña Mencía de Figueroa.

 A pesar que su vida fue corta, la vivió intensamente. Fue señor de Belmontejo, miembro de la Orden de Santiago. Intervino en varias batallas, siempre un leal paladín de la reina Isabel. Luchó con valentía y fiereza. En una de esas batallas, en Uclés, ante el castillo de Garcí Muñoz, fue herido mortalmente, y en ese mismo sitio le dieron sepultura.

            Escribió varias canciones que aparecen en diversos cancioneros. Su gloria como poeta proviene de sus famosa Coplas a la muerte de su padre. Un poema que consta de cuarenta y tres coplas en “pie quebrado”, de las cuales una tercera parte está dedicada a su padre y el resto, la mayoría, a la muerte en su sentido universal, lo cual hace de este poema una obra universalmente reconocida. Parece ser que Lope de Vega dijo que este poema “merecía estar escrito con letras de oro”.

 Fernando de Rojas

Fernando de Rojas debió nacer entre 1473 y 1476 en La Puebla de Montalbán (Toledo). Sus antepasados fueron judíos hasta que uno de ellos -acaso su bisabuelo- se convirtió al cristianismo, por lo que Fernando perteneció a una familia de conversos. Hacia 1488 se trasladó a Salamanca, en cuya Universidad estudiaría latín, filosofía y otras materias necesarias para obtener el título de bachiller en leyes.  En 1525 fracasó al intentar representar a su suegro en un proceso inquisitorial, debido a su condición de converso. Hacia 1538 debió ser Alcalde de Talavera, y, quizá lo habia sido ya antes.

Murió el año de 1541 sin hacer la menor alusión a su obra -que pronto se conoció como La Celestina-. Se discute que su situación haya sido la que se suele esperar en un converso, es decir, la de alguien acosado por una sociedad cruel. Su testamento refleja el estado de un hombre respetado y dotado de un considerable patrimonio.